Tuesday, June 19, 2007

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- No tengo nada que decirle, Sr. Juez. Yo sólo trataba de ayudar. Yo llegué y todo estaba tal y como lo encontraron después. Ella estaba tirada, y yo la vi. No, no creo que haya sido un accidente, mas bien me pareció que alguien había entrado antes que yo... Cuánto antes? No sé... no podría asegurarle nada, la verdad. Creo que unas horas. O tal vez un día, Sr. Juez. Yo lo que sé es lo que vi. Cuando entré estaba tirada. En el piso, si... Creo que era de madera, aunque yo había ido pocas veces a su casa. No, en realidad porque a ella le gustaba estar sola... a veces me llamaba, pero eran pocas las veces. Creo que mas eran las veces que la llamaba yo... si, si, claro...sigo. Cuando entré estaba viva. Sí, respiraba y todo, aunque se notaba que era con esfuerzo. Es que se ve que la habían tratado de matar a la pobre. No, no me pareció ver nada tirado... a ver... déjeme pensar, Sr. Juez, porque fue hace mucho tiempo. Imagínese! Tanto que ya ni recuerdo la mayoría de las cosas... Lo que sí recuerdo es que ella respiraba. Sí, eso sí que me acuerdo... aunque un poco forzadamente, y hacía ruidos también. Ruidos como de que estaba sufriendo, eso sí me dí cuenta, porque parecían ruidos de animal herido. Y ella estaba herida, claro que lo estaba... ella estaba tirada y herida. Tenía hasta las tripas saliéndole por el costado... eso sí me acuerdo, la pobre... pobrecita. No sé ni cómo respiraba Sr. Juez. Pero respiraba, eso sí me acuerdo. Claro. Yo había ido para verla. Para saludarla, porque hacía mucho tiempo que ya no iba. No, no me había llamado ella. En realidad yo había decidido ir por mi cuenta. Sí, caminando, claro. Porque en ese entonces yo vivía cerca Sr. Juez. Después de lo que pasó, me fuí. Es que no me quedó opción más que mudarme. Bueno, sigo, si si. Sigo. Yo llegué y ella estaba tirada, herida. Si, sigo, sigo. Y cuando la vi no supe muy bien qué hacer. Yo quería ayudar. Eso sí me acuerdo. Yo quería ayudarla, porque ella estaba tirada cuando yo entré. Y pensé que lo mejor iba a ser acostarla...pobrecita. No sé porqué... me pareció, en realidad. Vió que a veces los mueven a los que están así medio heridos? Yo pensé que estaba haciendo bien, en realidad. Sí, es cierto. Después los médicos me dijeron que no tendría que haberla movido tanto. Es que era la indecisión, Sr. Juez. Yo no sabía muy bien lo que hacer. Ella estaba tirada... claro, eso me acuerdo. No, en realidad primero traté de agarrarla de los brazos... pero no pude moverla mucho. Ella estaba tan lastimada, Sr. Juez. Tanto, que hasta gritaba del dolor. Pero yo quería ayudarla, lo juro. Entonces la agarré de las piernas, después. Y ahí si que la pude mover... Si usted supiera lo que ella gritaba, Sr. Juez. Gritaba de dolor, creo yo. Y sí, yo le hablaba. Le decía que ya se le iba a pasar... que la estaba moviendo para que pudiera acostarse. Hasta hoy todavía me acuerdo de los gritos. No paraba de gritar. Pobrecita! Y yo que la quería ayudar... Sí, se movía también. Se movía un poco mientras yo la arrastraba, la pobre. Y después la agarré del pelo. Porque no la podía subir a la cama. Ella estaba tan herida, pobrecita!! Todavía me pregunto quién podría haberle hecho una cosa así. Ella que era tan buena, tan buena Sr. Juez. Era buena... No, no pude subirla. Es que estaba tan herida... si si, sigo, claro... la traté de subir a la cama, pero ella gritaba. Y ya los gritos me estaban poniendo peor. Se imagina! Yo tratando de ayudarla, y ella que no paraba de gritarme ni un minuto. Claro que yo la escuchaba. Y la trataba de calmar, también. Pobrecita, pobrecita... Sí. Le tuve que atar la boca con una cinta. Sí, la encontré ahí la cinta...yo nada mas trataba de ayudarla, Sr. Juez. Yo le decía que era para ayudarla, pero no sé si me escuchaba la pobre. Con tanto que gritaba... pobrecita. Porque ella no paraba de gritar. Entonces yo traté de hacerla callar. Para que no gritara más... claro que yo escuchaba. Estaba tan herida, pobre. Y yo la trataba de subir a la cama. Si, si Sr. Juez, yo la escuchaba gritar. Hasta que le puse la cinta. Para ayudarla, pobrecita. Y ahí no gritó mas... sí, por suerte, la pobre. Yo pensaba que se le iban a estropear los pulmones de tanto que gritaba. Por eso fue que le tapé la boca con la cinta. Claro, por eso. Si, Sr. Juez.... sigo, sigo. Es que fue hace tanto. Ya no recuerdo muchas cosas que pasaron esa noche... pero si... si, sigo. Después de que la até dejó de gritar. Entonces la pude subir a la cama. No, para ese momento ya no se movía más. No, no gritaba tampoco. Menos mal, porque estaba gritando tanto la pobre. Tanto gritaba. Si, estaba quieta. Claro, Sr. Juez, como si se hubiese dormido... claro... así...-

6 Comments:

Anonymous Anonymous said...

"... Y en esta quietud que ronda a mi muerte, no tengo presagios de lo que vendrá.."

11:26 PM  
Blogger Kaitos said...

uuuuuuuuuuuu

Es en ese momento en que sabés que de algo sí te acordás, que escondés lo que quisiste olvidar.

Beso

10:38 PM  
Anonymous Anonymous said...

alma querida que bueno que has vuelto
ya extrañaba leerte.

una anonima, que no conoces.

11:50 PM  
Blogger damiatron said...

De como llegue aquí? Venía viajando de blog en blog, y es que gritaba tanto la pobrecita que tuve que parar a descansar...
(todo esto está muy bueno aquí...)

10:37 PM  
Blogger Caro Moreno said...

Una sensación...
otra.
Una puerta que se abre,
otra...
Nunca pensaste lo que podía ser..
me imagino.

http://simplementecomplejo.blogspot.com

12:35 PM  
Blogger Unknown said...

Hola Nu!!!! Te escribo para decirte que me encantó lo de ayer! Cantaste re dulce...
Bueno, nena, nos vemos el viernes!
Un besito!
Ta

1:00 PM  

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